“Creando puentes entre la innovación tecnológica, artesanía y el comercio físico para redefinir cómo actualizarnos al presente.”
«Mi trayectoria profesional está marcada por años de trabajo, consultoría y colaboración con algunas de las mentes más brillantes y compañías más influyentes del mundo. Estas experiencias me han permitido llegar en la intersección entre la tecnología y el trabajo manual, para crear productos innovadores en sectores sin relevo generacional.»
Soy Alejandro Arrué Clemente, nacido en Calatayud en 1996. Desde muy joven, sentí fascinación por la tecnología y el diseño. A los 15 años, mis padres me apuntaron a clases de fotografía, lo que me permitió descubrir el potencial para crear y diseñar de Photoshop.
Poco después, la música y la cultura del skate captaron mi atención, llevándome a convertirme en Locutor de Radio y editor de videos. Con esfuerzo y ahorro me compre mi primer equipo «profesional» para terminar siendo finalmente DJ y productor. Esa cabezonería y esfuerzo me permitieron llegar a publicar un sencillo Livebox y actuar en festivales, como Life Temptation, representando el fruto de años de trabajo y pasión.
A los 23 años, decidí dar un salto del mundo de la música a la cocina. Tras terminar mis estudios de Marketing y no tener salida laboral me toco probar como freelance. Pase de ser una joven promesa de la música electrónica, a ser un pez más en medio del Océano. Con los pocos contactos que me quedaban del mundo de la noche varios acabaron confiando en mi, gestionando sus redes sociales y creando estrategias digitales para varios festivales, como Scandalo Fest.
Pero no fue suficiente para conseguir un sueldo mínimo mensual, toco trabajar a la vez como Apilador en una fabrica. Con ese sueldo ahorrado de varios meses dar el salto a Cardiff con un nivel de ingles 0 y sin ninguna idea de todo lo que me esperaba por delante.
Lo que iba a ser 6 meses sin darme cuenta se convirtió en 4 años y como todo gran vende humos comencé fregando platos. Como historia de superación queda espectacular, pero ese dolor de espalda me provocaba no faltar ni un solo día en la academia.
De fregaplatos pase a runner, de runner a camarero, de camarero a supervisor, de supervisor a pastelero, de pastelero a cocinero y de allí a concursos y descubrir porque la cocina quema. Mientras tanto diseñe flyers, hice ilustraciones y cree la identidad visual de un restaurante. Todo esto con un Brexit y Covid de por medio.
Pasado ese tiempo volví a casa con 3 idiomas, una idea en la cabeza Tailor Dance y una habilidad más en la mochila.
Actualmente, mi enfoque se centra en la creación de sistemas y metodologías que combinan producto artesanal, eficiencia tecnológica y desarrollo humano. Creo firmemente en el equilibrio entre la innovación tecnológica y el propósito personal, buscando aportar soluciones que ayuden a personas y empresas a prosperar en un mundo acelerado para no desaparecer.
Como Desastre, lidero proyectos que exploran la intersección entre tecnología y producto físico, ofreciendo herramientas prácticas que faciliten la adaptación y el crecimiento en la era digital.
Tanto la sastrería como la hostelería necesita actualizarse sin olvidar su historia y tradición.